En tiempos del giro o el caballito de acero 🚴

Por estos días los amantes del deporte estamos atentos a todos los  avatares del Giro de Italia, en donde la representación colombiana tiene bastante protagonismo. Nuestros corredores son famosos en el mundo por su habilidad como escaladores, tanto así que son reconocidos como “los escarabajos” por ser prácticamente imbatibles subiendo escarpadas montañas en Europa  y otros lugares del mundo. No es raro entonces que el nombre de Nairo Quintana esté en boca de quienes barajan a los posibles ganadores del Giro de Italia 2017. Son muchos los ciclistas que le han dado honra a este deporte en Colombia: Rigoberto Urán, Victor Hugo Patiño, Santiago Botero y los ya legendarios Lucho Herrera y “Cochise” Rodríguez. La lista es mucho más extensa y sin duda nos quedamos cortos al mencionar a este reducido número de deportistas.



El ciclismo de ruta es un deporte cuyas exigencias físicas son realmente extraordinarias, si se piensa en el esfuerzo de pedalear durante horas y horas y días y días, resulta mucho más duro que el futbol el cual demanda tan solo 90 minutos de esfuerzo sostenido y termina con el triunfo de alguno de los rivales. Desafortunadamente las compensaciones que reciben estos esforzados luchadores del “caballito de acero” no se asemejan ni lejanamente a los beneficios que reciben los futbolistas. ¿La razón? Quizá simplemente la sinrazón de un mundo desequilibrado en donde no es quien más trabaja o quien más contribuye, ni quien más sabe, el que más gana. Sino el que tiene el aparato publicitario más fuerte. Así es como un científico que investiga para descubrir, por decir algo, la vacuna contra el cáncer o del SIDA,  un profesor que  intenta desarrollar formas para mejorar la vida social (no solo física o económica) de las personas, un artista que poetiza el mundo, un deportista olímpico o un ciclista de talla mundial, no reciben ni el 0,5% de lo que gana un futbolista de la grandes ligas.



Pero bueno, dejando a un lado la inequidad, en Colombia el ciclismo tiene profundas raíces que van más allá de la moda o la avanzada del marketing. En Colombia, en las zonas rurales, la bicicleta es un medio de transporte corriente que permite ir de un lado a otro, con carga incluida, por los difíciles, y por lo general ascendentes, caminos veredales. La bicicleta no es, para nuestros campesinos, un artículo deportivo, ni un juguete para niños, y aún menos una representación de estatus en razón de la marca. Lejos de todos estas ideas, la bicicleta es una herramienta de trabajo, con la que conviven a diario y de la que se suplen para cumplir sus faenas cotidianas. Así nuestros “escarabajos”, muchos de ellos nacidos en regiones campesinas, son grandes escaladores porque han entrenado sus piernas desde niños, sin imposturas ni esnobismo. Por supuesto, también, la talla menuda ayuda.



En este homenaje al ciclismo en Colombia y haciendo eco a la necesaria adopción de medios de transporte que no contaminen y contribuyan a contrarrestar la brutal congestión de las ciudades,  la bicicleta se viene impulsando como medio alternativo de transporte. Así, en Bogotá se ha adoptado el día sin carro como una invitación a usar el transporte público y la bicicleta, y se han destinado espacios (todavía insuficientes y mal conectados) para que transiten los ciclistas. Pues bien, por esos caminos nos encontramos con un café temático que ofrece, en el mismo espacio, un rincón para reparación, montajes de bicicletas, venta de artículos como camisetas y zapatillas, y un exquisito café a más de una muy atractiva pastelería.


 En Fuga atienden verdaderos conocedores, que se ofrecen a colar el café directamente en la mesa, a la par que explican los méritos de las diferentes opciones con las que cuentan para cernirlo y filtrarlo. El lugar está muy bien iluminado, es pequeño y cálido; resulta un espacio muy agradable para reunirse con amigos a conversar  e incluso para leer o trabajar un rato. Por supuesto, si se tiene bicicleta es posible tomarse un delicioso café mientras la revisan, la acondicionan, le cambian alguna parte o simplemente le inflan las llantas. También si estando allí, se siente uno motivado a vencer las distancias en dos ruedas, se puede pensar en hacerse a una bicicleta. Volviendo al café, ofrecen una variedad de café especial - café bourbon rosado -realmente exquisita, que filtrada por goteo con el aeropress despliega todo su sabor y a la que es un pecado adicionarle azúcar.



Buen sitio para los amantes de las bicicletas, incluso para quienes apenas montamos en cicla ocasionalmente pero nos gusta apreciar la evolución que ha tenido. Por más de dos siglos la “bici” se mantiene vigente y se renueva, hoy, superando sus funciones iniciales, es tanto un deporte mundial como un símbolo.



Namasté! Rebeca y Laura

Lo mejor: La atención personalizada del barista en la mesa tanto en el filtrado del café como en las figuras del capuchino.

Recomendación: Filtrado de Café bourbon rosado en Aeropress.💕  

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