El MASP - São Paulo


Con una gripa vergonzosa llegamos al museo de arte de Sao Paulo - MASP una de las principales obras de la arquitectura moderna del Brasil e  ícono de la ciudad. Esta maravilla fue diseñada por la arquitecta italiana, nacionalizada en Brasil, Lina Bo Bardi en 1958.  Se encuentra ubicado en el cruce entre dos ejes viales: la Avenida Paulista y el Túnel de la avenida 9 de julio. Desde allí, respetando las exigencias de los donantes del terreno en donde fue construido, se tiene una bella panorámica del centro. El museo a distancia, se ve como un gran rectángulo vidriado elevado a ocho metros del suelo soportado sobre cuatro pilares rojos entrelazados por enormes vigas. Esta disposición le da al museo un toque alado y permite que los transeúntes circulen libremente por debajo del edificio o se instalen en grupos a conversar. 



El museo en su parte elevada, el rectángulo que mencionamos, tiene una extensión total de 74 metros entre apoyos, lo que resulta sorprendente y en su época fue la mayor planta libre del mundo. Cuenta además con tres subsuelos a los que se acceder por una escalera al aire libre o por un ascensor en acero y vidrio; en los bajos se encuentran un extenso hall civico sede de reuniones públicas, un teatro auditorio con sala de proyecciones e incluso una cafetería en donde ofrecen un buffet de comida y por supuesto café.


Una de las características que más nos impresionó es la forma como están dispuestas las pinturas del acervo, ya que a diferencia de los museos tradicionales en el MASP las obras están colocadas entre laminas de cristal templado, elevadas sobre una base que parece hormigón; de alguna forma la idea es evocar el caballete. Los cuadros  están dispuestos en líneas sin una secuenciación cronológica, cuyo recorrido puede variar según guste el observador. Así el visitante  se deja llevar por sus intereses, inquietudes o apetencias y puede seguir caminos imprevistos. Los cuadros parecen flotar dentro de una caja de luz. A diferencia del concepto tradicional de los museos en donde las piezas están expuestas como  reliquias, muchos de ellos en marcos muy elaborados, lo que define una distancia, casi paralizante, en el MASP se puede rodear el cuadro, acercarse y mirarlo desde diferentes distancias, se le siente más próximo, menos objeto de admiración y más de goce estético.


Un lugar perfecto para pasar un día admirando la extraordinaria capacidad del ser humano de producir belleza. Allí se puede apreciar como la mirada del arte transforma el cuerpo, el paisaje, la luz  y el color.  Estando con un resfrío espantoso, por el invierno que ya cobijaba la ciudad, nada mejor que el MASP para, en medio de estornudos y malestar general, regocijarse en la sensación de ser parte de la familia humana de todos los tiempos.


Después o en los intermedios, un café de esos que reconfortan al rodear la taza con las manos y dejar correr su dulce amargor por la garganta. Muy a las cinco emprendimos camino a “casa” llenas de imágenes y de esa sensación de juego y de libertad que deja el MASP en el corazón. Ya entre las cobijas: una aspirina.


¡Namasté! Rebeca y Laura.

Recomendado: Al medio día un descanso en el restaurante del subsuelo, comer feijoada y terminar con un café. Al atardecer otro café observando la avenida paulista.  

Lo mejor: Buen arte, comida y café en el mismo lugar.

 Dirección: Av. Paulista, 1578 - Bela Vista, São Paulo - SP, 01310-200, Brasil

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